CUATRO MANERAS DE REIR


Es un libro muy básico. No profundiza en los personajes, en los lugares ni en las situaciones. Tiene un argumento sencillo y un planteamiento poco original. 
Narra la experiencia de un grupo de chicos y chicas, estudiantes de un módulo de audiovisuales de un instituto de una localidad inventada del sur de Andalucía, quienes a través de la creación y filmación de cuatro cortos cinematográficos basados en sus vidas y problemáticas más comunes pueden mostrar sus miedos, dramas personales, así como situaciones cotidianas que suceden en su población. Se utilizan temas tan manidos en el cine como son las drogas, el contrabando, el alcoholismo, el amor y los deportes.
La iniciativa de los cortos surge de un profesor del instituto de los chavales quien, junto con su esposa, se ha visto obligado a acoger de manera improvisada en su hogar a un antiguo compañero de trabajo y amigo que anda en horas bajas. Este último fue en su momento un famoso cineasta a quien  diversos problemas de trabajo y amor lo llevaron hace escasas semanas a un intento de suicidio.
Al verse acogido en esta población, junto a su amigo profesor, y con el fin de recuperar el sentido de su vida es propuesto por este último, y con la aprobación del consejo escolar, para supervisar la realización de los cortos aprovechando su larga y reconocida experiencia profesional en este ámbito, y de esta manera poder ofrecer su visión de este mundo así como dar un empuje académico y vital a este grupo de chicos.
Podría tratarse de una buena novela si describiera mejor a sus personajes y profundizara más sobre los temas que trata; pero se limita a relatar los hechos como de pasada, de manera rápida y haciendo más hincapié en recursos cinematográficos y tecnicismos relativos al cine y su realización que en la propia novela. Si tuviera una librería no sé dónde catalogaría este libro: drama, novela juvenil o cine y televisión.
Nada en este libro te acerca a su historia ni te identifica con sus personajes. Se lee como cuando un conocido del trabajo se ofrece a explicarte sus últimas vacaciones: lo escuchas, asientes rítmicamente con la cabeza y esperas a que acabe mientras tu mente transita lejos. Lógicamente, una vez terminado el libro, reseteas tu cerebro, no sin antes realizar rápidamente la reseña, porque si esperas dos o tres días más es posible que ya no recuerdes ni el título.

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